Marina es una treintañera que se gana la vida organizando bodas, y no porque sea una romántica empedernida, sino porque como ella misma dice “cuando la gente está enamorada, no mira el dinero”. A diferencia de sus clientes, ella disfruta de una vida sin ataduras ni compromisos, hasta que una noche conoce a Carlos, un affaire más para ella y un momento de debilidad para él. Porque él tiene novia: Alexia, una joven perfecta y amiga de infancia de Marina. Cuando Alexia descubre la tarjeta de visita de Marina entre las cosas de Carlos, lo interpreta como una propuesta de matrimonio y dice que sí de inmediato.